Ya mañana viene el primer sintoma de que el verano está acabando, más que nada en lo laboral.
A mediados del mes de junio nos dieron la maravillosa noticia, de que comenzaría nuestra jornada reducida, por lo cual sólo trabajabamos de nueve a tres, teniamos las tardes desocupadas, pudimos hacer mil cosas, en mi caso, trámites, compras, ir a la piscina y dormir unas buenas siestas. El viernes fue nuestro último día, ya se respiraba en la pega un aire de melancolía, ya que sabiamos que el lunes volviamos a la cruda realidad de estar hasta las siete.
Mañana será un lunes más odioso de lo habitual, no hay mucho que hacer es la verdad..es lunes otra vez, pero un lunes muy largo...
New Order, Blue Monday