Hoy amaneció nublado, aunque dicen que ya no va a nevar, si lloverá.
Hace unos cuantos años atrás tome una decisión y realice lo que me negué por años a vivir…un día como hoy, nublado y frío.
No se por que motivo como a los diez años de edad fui al médico, que por alguna razón que tampoco recuerdo me solicito una radiografía de columna…al volver a enseñarle el examen, descubrimos que tenia una leve escoliosis y me envió al kinesiólogo.
Mi hermana me llevo, para que me dieran las pautas de ejercicios que tenia que seguir, para enderezar mi desviada columna…pero yo soy muy porfiada y de niña lo era más, por lo cual no hice los ejercicios en la medida que era necesario y después de un tiempo los olvide completamente.
Unos años después, tenía dolores de espalda, por lo cual mi mami me envió a Santiago a volver a ir a un especialista en traumatología infantil. Me acompaño mi mamita (abuela), quien se lamentaba del diagnostico que me dieron, mi escoliosis ya no era leve, era demasiada la curva que tenia para mi edad, debía utilizar un corsét ortopédico por 2 años y bajar de peso.
Era un día como hoy, frío y nublado en Santiago, cuando fui para que me tomarán el molde en yeso, de lo que formaría parte de mí por dos años. La preocupación familiar era bastante, me prometí a mi misma utilizar el aparato el tiempo indicado, día y noche (solo podía estar sin el para ducharme).
Mi promesa duro poco, lo use el mínimo de tiempo requerido por no decir casi nada, me picaba y molestaba, me salían pequeñas llagas...vamos que todo lo que me incomodaba, se convirtió en una evasiva para no utilizar el corsét.
A los años, tuve que volver a visitar a mi médico, los dolores eran continuos, por lo cual diagnosticó, que lo más viable en mi caso era la cirugía… aún recuerdo el pánico que sentí cuando indica que no había otra solución… recuerdo como detallaba él como sería la intervención y los seis meses que debía pasar en cama enyesada…no logro recordar por que no me opere, si fue por que mi mami se negó u otra cosa evito que pasará en ese momento.
Unos años después volví, pero ya era yo, quien solicitaba que me operasen, me dolía y la curvatura de mi columna se notaba en mi anatomía, por lo cual planificamos con el médico el como, el cuanto, el donde y el sobre todo el cuanto del tema. Aún recuerdo todas las gestiones que realice, la reserva de cama, de pabellón, los bonos médicos, todo….Un par de días antes de entrar a pabellón me dio varicela….no me opere.
Hace siete años atrás trabajaba en el sur de Chile, con mi mami, le ayudaba a administrar un hotel y restaurante que tenia. Me había comenzado una cojera en mi pierna derecha, que con el pasar de los días iba en aumento y me provocaba un dolor que jamás había sentido. X día estaba ayudando a las camareras del hotel, a colgar las sabanas que se habían lavado y me quede sin aire y me asuste…por lo cual decidí ir a ver a un traumatólogo de la ciudad, uno muy cercano, un médico de los pocos que te dice las cosas claras y no te da mil vueltas.
Me pidió una radiografía de cadera y de columna, por que sumado al quedarme sin aire, la cadera no me daba tregua…el diagnostico era claro, tenia una displasia de cadera y la columna se había descentrado excesivamente, tenia cincuenta y cuatro grados de desviación, era una verdadera S. Mi mami no podía dar crédito a que tuviese otra vez displasia, digo otra vez, por que a los seis meses me la habían diagnosticado y sometido a los tratamientos necesarios para mejorar la situación…incluso me dieron de alta, por que estaba todo perfectamente.
Me recomendó que lo más viable, era que volviera a ver a mi traumatólogo, que él era el más indicado a operarme, ya que conocía al revés y al derecho mi historial médico.
Así fue como viaje a Santiago para ver una vez más a mi médico…quien reafirmo que ya era inevitable, debía entrar a pabellón. Me explico que la cirugía ya no era como años atrás, no era necesario el yeso, solo rehabilitación, para enseñarme a moverme nuevamente.
Pero comencé otra travesía…la de los seguros médicos. Digo travesía, por que el traumatólogo de toda mi vida, no estaba asociado a ningún seguro, lo cual me imposibilitaba a operarme con él… inicie la búsqueda de otro cirujano, que si estuviese afiliado a mi compañía aseguradora.
Visite a ocho especialistas, entre neurocirujanos y traumatólogos ( los mejores de Chile)…dos me dijeron que no era necesario operarme y los otros seis, me daban un sí rotundo.
Yo a esas alturas tomaba tramadol para mi dolor de cadera, los dolores eran insoportables, de noche me despertaban y de día no me dejaban caminar.
De todos los médicos que visite, me decidí por el de la Católica, el médico fue claro, me dijo que debía operarme un equipo multidisciplinaría, ya que tenían que operarme de cadera, espondilolistesis y escoliosis por vía anterior, por está última intervención debía entrar el quipo de tórax también a pabellón.
A los pocos días volví a ir a una segunda consulta con el médico de la Cáto, pero esa vez ya lo vi en conjunto con el especialista de cadera, el diagnostico para cirugía fue,:una primera intervención para la espondilolistesis que padecía, una segunda intervención para corregir la desviación de la columna y una tercera de salvataje de cadera.
Así fue como un semana de frío junio ingrese al hospital clínico de la Universidad Católica, al día siguiente me realizaron la primera cirugía.
De la primera me quedo una secuela, me pasaron a llevar el nervio tibial anterior de mi pierna izquierda, por lo cual me tuvieron que enseñar a caminar, ya que este nervio es el que controlo al pie para levantarlo y poder dar los pasos al caminar. Me sentía muy decepcionada, destruida, frustrada, ya que no contaba con está secuela, la cirugía salio perfecta, pero la lesión….
El día antes de volver a entrar a pabellón por segunda vez, me pelee con mi médico, le recrimine el hecho de la lesión y le recordé sus palabras, cuando me dijo que todo saldría bien…me dijo: "entonces no te opero mañana"…mí respuesta fue clara: "me operarás y no me dejarás más lesiones".
La primera intervención duro cinco horas, la segunda duro casi diez…mientras me operaban a mi mami la tuvieron que llevar a urgencias, por que de tanto nervios se sintió mal…
Cuando salía de la segunda intervención, aún oigo la voz de mi médico diciendome: “ Ale todo ha salido perfecto, tu columna está hermosa”…yo aún no estaba totalmente despierta de la anestesia cuando me decía esto, pero esa frase la recuerdo perfectamente bien. Estuve siete días en la UTI, con mucha analgesia y muchos cuidados, recuerdo a un enfermero en especiall, ya que me obligaba a comer, me cuidaba como si fuese un bebé:. Los kinesiólogos me trataban como si fuese un cristal de mucho cuidado. Cuando me bajaron a pensionado, los dolores persistían, la cirugía de columna, es una de las cirugías más dolorosas que existen…eso lo supe cuando, la morfina se me fue retirada.
Los cinco últimos días que pase en el hospital, no dormía, ni comía, solo lloraba, solo quería irme a casa.
Cuando ya estaba en casa de mi hermana, seguía igual, por lo cual decidí ir a ver un psiquiatra, por que pensaba que si seguía en esa situación, no me recuperaría jamás.
El diagnostico de él fue claro, tuve miedo y producto de lo vivido, se genero una crisis de pánico hospitalario. Tuve que aprender todo otra vez, a comer, a disfrutar de las cosas que me gustaban y que por motivo del trauma vivido rechazaba…por ejemplo, tuve que aprender a comer chocolate, disfrutar de su sabor y olor.
En el mes de agosto entre a pabellón por tercera y última vez, me opere de cadera. Estuve dos meses en cama, con el movimiento más que limitado. El día que me levante, me pusieron dos muletas como apoyo, de esas que van en las axilas, con el tiempo me pasaron a las muletas que se engancha en los brazos y al tiempo después solo me dejaron con una.
Lo pase mal, muy mal, llore lo que no había llorado nunca, pase lo que jamás imagine que viviría.
En el hospital no todos se portaron bien conmigo, muchos auxiliares se molestaban por que me quejaba de mis dolores ( y eso que siempre tuve una enfermera de noche y mi nanny querida día cuidándome).
Tengo recuerdos borrosos debido a la analgesia, pero sí muy guardo nítidamente la compañía de mis seres queridos, la paciencia que me tuvieron, los cuidados que me ofrecieron, las palabras de ánimos, los besos y abrazos, cosa que jamás olvidaré y nunca dejaré de agradecer.
Cuando ya estaba bien, volví al hospital para dar las gracias a los que me cuidaron, pero el enfermero de UTI ya no trabajaba en el hospital, a otros los habían cambiado a oncología y otros no estaban en turno, pero deje mis agradecimientos a los que si estaban. También deje en administración del hospital dos cartas, una de felicitaciones a aquellos que fueron espectaculares conmigo y una de queja por lo que los otros me hicieron padecer.
He contado esto lo mas resumido posible, ya que contar se extendería mucho más…son muchos recuerdos, numerosas anécdotas y angustias vividas. Pero a pesar de todo esto, estaré completamente agradecida a las grandes personas que compartieron conmigo, empezando por mi mami, mi papi, hermanos, tías, cuñadas, cuñado, sobrinos, amigos, personal hospitalario, médicos, tantos… que me faltará vida para agradecer que me acompañasen, en lo que ha sido para mi, él momento más difícil de mi vida, en cuanto a salud se refiere.
Tengo claro que esto aún no ha terminado, es un cuidado diario y en algún momento, tendré que volver a entrar a pabellón por mi cadera….pero seré como Scarlet O`Hara, ya que de eso me preocuparé mañana, ya que “mañana será otro día”.