jueves, 26 de febrero de 2009

Centésimo tercer día



Había un sol intenso, como solía pasar en diciembre, mis tíos vivían en un departamento que estaba en la planta superior del edificio que alojaba al restaurante de mi mami. Mi tía solía colocar una piscina de plástico en la terraza que tenían. Ese día con mi primo estuvimos chapoteando, para amainar el calor. Faltaba un día para navidad, no tengo recuerdos de lo revolucionado que estaría el mundo por las fiestas de fin de año, por que a los ocho años, uno no se preocupa de eso (que ganas de tener ocho otra vez!).
Calculo yo que debían ser las cuatro o cuatro y media de la tarde, cuando llego la abuela materna de mi primo, con otro nieto a vernos y con un plan, quería llevarnos a ver al viejito pascuero (papá Noél, San Nicolás, etc, etc) al paseo Ahumada ( la calle más céntrica de la época en Santiago, tipo calle Preciados de Madrid). La idea a mi me fascino, del trío era la mayor, ya que mi primo tenia dos años y el otro primo cuatro años, por lo cual ver al viejito pascuero me ilusionaba un montón.
Se que cuando baje a pedir permiso, alguien me dijo que no, no se sí mi mami o papi, pero alguien se negó, pero la abuela de mi primo insistió y la dejaron que nos llevará; más que nada insistió por que me vio con cara de pena y encontró que no era molestia llevarnos a todos…y así fue como partimos, un caluroso veintitrés de diciembre, los cuatro a ver al viejito pascuero, en metro.
Cuando salimos de la estación, Ahumada está abarrotada, había viejitos pascueros cada dos metros, las vitrinas (escaparates) estaban colmadas de juguetes y en la primera calle de Ahumada, entrando por Alameda, Falabella tenía un gran muñeco inflable acorde a las fechas, me parece mucho que era un viejito pascuero, pero gigante!.
La abuela llevaba a cada niño de la mano y yo tomaba la mano de mi primo, como pudimos fuimos esquivando a la gente hasta darnos paso a la Plaza de Armas, que tenia muchos viejitos pascueros más, no recuerdo haberme acercado alguno a pedir cosas, la verdad es que recuerdo muy poco lo que hicimos, pero sí recuerdo el calor y el exceso de gente.
Cuando decidimos volver al metro, para regresar a casa, me adelante junto con el primo de mi primo, sólo fueron unos pasos, no más….cuando me gire, estábamos solos, había perdido de vista a la abuela y a mi primo. Me comencé a angustiar, pero no soltaba a Cristián de mi mano, la gente comenzó a notar que nos habíamos perdido, muchos se acercaron para ofrecerse de llevarnos a casa, otros nos decían que siguiéramos mirando, para ver sí reconocíamos a la abuela y a mi primo. Yo tenia mucho susto, no podía recordar como me llamaba, ni donde vivía, menos del número de teléfono de casa. Alguien trajo a un carabinero ( auqnue les decimos pacos, son los policia), quien nos comenzó a preguntar pelos y señales para podernos ayudar, pero Cristián era muy pequeño y yo presente el primer síntoma crónico del mal de Dory.
Al ver el paco, que no podía localizar a la abuela, ni tenia modo de dar con nuestro domicilio, nos subió a la micro de ellos. Así que nos sentaron, detrás del chofer, a esperar a que alguien viniese a por nosotros. Recuerdo que la micro estaba estacionada frente a una farmacia Ahumada y la gente no paraba de pasar cargada de compras. Los pacos nos compraron de todo para comer, Cristián aún recuerda que comió hasta "por sí acaso" mientras yo no probé bocado. Llegó el atardecer, la noche y nada, yo no recordaba nada, ni nadie nos reclamaba. El carabinero que nos rescato de la calle, nos comento que nos íbamos a la comisaría, que pasaríamos la noche ahí y que mañana seguirían intentando localizar a nuestros padres.
Así fue como la micro arrancó y nos dirigimos a la primera comisaría de Santiago Centro, una que está ubicada en un edificio antiguo, de color blanco cerca del parque forestal. Yo no daba más de miedo, el puro hecho de pensar que tendría que dormir en la comisaría me aterrorizaba tanto como el haberme perdido y no poder recodar quien era.
En esa época mi tía tenía un furgón enorme, un pan de molde grande, de esos amarillos que hoy en día se utilizan para trasportan niños al colegio, pero tenía una particularidad, la bocina (claxon, pito) al presionarla, sonaba como si fuese un auto de los años veinte. Ese fue el sonido que escuche, cuando la micro de los carabineros estaba llegando a la esquina donde está la comisaría, y dije... MI TIA!!!!...así era, mi tía iba saliendo de la comisaría cuando nosotros íbamos entrando. La alegría fue enorme, gigante, recordé todo de golpe, mi tía no nos soltaba, también estaba la mamá de Cristián, con mi primo. Después de que carabineros confirmará que era mi tía, nos dejaron partir con ella.
Mientras íbamos camino a mi casa, mi tía no paraba de llorar de alegría, nos habían encontrado!.
Recuerdo la luces encendida de mi casa, la puerta abierta, a mis papás dentro de ella con mi nany, yo en algún minuto pensé que mi mami me daría un gran beso y un fuerte abrazo, por laalegría de haberme encontrado, pero no…recibi una buena palmada en el poto (culo, nalgas) por haber ido al centro (yo cre que tenía mezclada la alegría, con el enojo y el miedo), luego el beso y el abrazo, pero mezclado con una regañina.
Con el tiempo, me entere que ese día, cuando la abuela volvió al restaurante, solo con mi primo, todo se revoluciono. Mis hermanos movilizaron a sus amigos, mi mami contrato una flota de taxistas para que nos buscarán, mi hermano ( el que viene antes que yo) fue a increpar a la abuela por haber cometido el error de llevar a tres niños ella sola al centro, pero no solo fue mi hermano que descargo su impotencia con ella, también su hija, yerno y anda tú a saber quien más…pobre!.
Cuando nos juntamos con Cristián y con algunos de los que nos buscaron ese día, nos reimos recordando todo lo vivido, es más cuando ya nos molestan mucho decimos, "a que nos volvemos a perder otra vez!!"....siempre que recuerdo esto, me pregunto que hubiese pasado si mi primo ese día no toca la bocina…esto me paso en 1984....en mis ochentas.

lunes, 23 de febrero de 2009

Centésimo segundo día


Cuando fuimos de vacaciones a mi casa, estaban anunciando una nueva serie en canal trece, la verdad es que me hacia gracia las imágenes, por que era sobre los ochentas. Yo pensé que sería alguna versión tipo That´s 70 Show, pero a la chilena.
Hace un buen tiempo que no navegaba por las Web de los canales chilenos, más que nada por que el poco tiempo que tengo, hago otras cosas. Pero hablando con mi mami, que me comento otro programa y entre a la Web de canal trece y vi que estaba toda la primera temporada de la serie.
Le di al play, pero como no cargaba, me fui a youtube y OH!! sorpresa la mía, está toda la primera temporada. Así que todas estás últimas noches estoy viendo un capitulo. La dirige el Boris Quercia y la produce el Cristián Wood, dos tipos buenísimos en su oficio. El elenco es totalmente de mi gusto, Daniel Muñoz y Tamara Acosta, forman el clan de los Herrera, una familia de clase media de los 80.
Es una serie tipo Cuéntame, aunque jamás la he visto, ya que no me toca para nada, no es mi historia pasada, no me siento identificada, como lógicamente me pasa con Los 80, así que no las puedo comparar.
El primer capitulo habla del primer televisor a color que se compran los Herrera y me vi sentada en el sofá del living del departamento donde vivíamos, frente a un televisor a color que mi nana no me dejaba encender, “por que no era la hora”, vi como llegaba mi mami y le pregunta a Nora (mi nany), por que no estaba viendo la televisión, a lo cual volvió a argumentar que no era la hora y mi mami asintió. Tuve que esperar volver de clases, tomar once y hacer las tareas para poder disfrutar de mis primeros dibujos a colores… no me lo podía creer! tanto era mi asombro, que poco faltaba para que me metiese dentro del aparato.
También se me vinieron más recuerdos, como la luz del sol que entraba por el ventanal del comedor, en la mesa una frutera colmada de fruta, mi mami peleando por peinar mi largo pelo, mis tres hermanos compartiendo una habitación y mezclando sus estilos musicales tan diversos, la navidad más regalada de mi niñez, mis domingos en el cine Huelen con mi papá, cuando decidía irme de casa con seis años y meter todas mis cosas en una malla de limones ( mis cosas eran mis muñecas y las pinturas que le sacaba a mi mami), el restaurante colmado de gente, el nacimiento de mi primo, comer colegiales a escondidas, tomar granizados hasta que te dolía la cabeza, el susto que sentía cuando habían cacerolazos, la preocupación de mi mami cuando mi hermano no llego a casa ya que lo había pillado el toque de queda en casa de un amigo y no aviso que no llegaría, la licenciatura de cuarto medio de mi hermano ( el que viene antes que yo) y la travesía que tuvo mi mami por encontrar una corbata que combinara con el traje, mis trenzas de lana….….yo también tuve mis propios ochenta, los primeros cinco años de esa década están es un gran baúl de recuerdos propios, recuerdos entrañables, recuerdos extrañables, que han vuelto a ver la luz a borbotones….está semana he vuelto a 1982 y me quedaré una rato en esos lares.


Los 80


lunes, 16 de febrero de 2009

Centésimo primer día


El viernes con una amiga y una amiga de está nos fuimos a almorzar.. o más bien a ponernos como boas de lo mucho que comimos. Aún estoy con un poco de malestar de la cadera, pero me anime a acompañarlas de compras. Debo decir que el nivel de vida de ellas, es sustancialmente mejor que el mío, por lo cual nos fuimos a una tienda, tipo boutique, muy cuica (pija), de diseños exclusivos, jeans argentinos ( por que la ropa de afuera tiene su encanto, que le da un plus que incrementa su valor…no así los que venimos de fuera, pero eso es harina de otro costal…), vestidos de la India, y un montón de cosas más que ya ni me acuerdo.
Estaba llenísima la tienda, no era muy grande, tenía dos probadores y las compradoras esperaban calmadamente su turno, para poder probarse las prendas. Primero se probo unas cosas la amiga de mi amiga, luego entro mi amiga con unos cuantos vestidos…lo anecdótico, fue que cuando entro una y salió la otra, nos percatamos todas las presentes que había unas tanga (colaless, braga, calzones) tiradas en el suelo, sin dueña, sin nadie que la reclamase. Se comenzaron a consultar éntre las que habían pasado al probador, sí pertenecían a alguna, pero nada…el tanga llego solo, por arte de magia, jajajaj.
Yo me quede pensando, como puedes entrar a un probador y no darte cuenta que te faltan tus calzones? No los extrañas?....porque una cosa es que se te olvide en un caso de “urgencia”, pero sí has entrado a un probador con ellos puestos y te vas "sin"….se debería de extrañar no llevarlos o no?....
Memoria de Dory, digo yo…pérdida de memoria a corto plazo..al menos eso dice ella!


Buscando a Nemo - Los mejores momentos de Dory (audio español de España)





jueves, 12 de febrero de 2009

Centésimo día


Comienza la escena lloviendo, por que yo no se por que hay muchas escenas que comienzan con lluvia…bueno, se le nota la cara de frustración, el pelo mal cuidado y su padre sentado a un lado…se ve el cartel del restaurante que regentan . Todo el mundo da por sentado que ella se quedará para siempre detrás del mostrador, que su vida comienza en la entrada del comedor y finaliza detrás del mostrador, pero ella aspira a más, necesita tener vida propia, así que se acerca a su padre y le plantea la situación…pero el teme, por que el miedo a perderla de vista, le provoca cortarle las alas a su hija y no dejarla volar.
La madre le dice, el hombre es la cabeza de familia, pero la mujer es el cuello, y el cuello hace girar la cabeza en la dirección que quiera, tu tranquila, que esto lo arreglo yo. Entre discusiones sobres capacidades según genero, la madre le hace un jaque al padre y este cede a que por fin su hija asista a la universidad.
Poco a poco se le caen las plumas, cambia, se pone lentes de contacto y deja sus feas lentes guardadas en algún cajón, se peina y viste mejor...tiene vida, ha salido del restaurante.
Un día en el panel informativo de la universidad, ve que ofrecen un curso de informática y turismo, lo toma, junto con su madre persuaden a la tía, dueña de la agencia y al padre…comienza el futuro.
Así conoce a Ian, se enamoran, revolucionan a la familia, el cambia de religión y tienen un gran casamiento griego (My Big Fat Greek Wedding).

Cuando mi hermana vio la película, dice que se acordó de mí, por que por un tiempo yo estaba como Toula, mi vida comenzaba en la entrada del restaurante que tiene mi mami y terminaba en el mostrador.
Me rió mucho con está película, por que en muchos aspectos yo tuve algo de Toula, con la diferencia que yo para encontrar a mi Ian cruce el charco y deje parte de mi allá.
Veo reflejada a mi familia en muchas escenas, sobretodo en lo ruidosos que son, lo buenos para comer y bailar, por la preocupación por los otros y por uno de mis hermanos, que también tienen un humor muy especial, como el hermano menor de Toula Nicky…. y en otras escenas me veo, soy yo, jaja…claro que yo no tuve un gran casamiento, lo mío fue pequeñito, ya que mi familia no estuvo acá para magno evento….sino, la que hubiesen armado, jajaj!.
Por eso le tengo un cariño especial a este filme y no me canso de verlo.



lunes, 9 de febrero de 2009

Nanogésimo noveno día


Hemos pasado la noche en urgencias, la muela del juicio de mi niño nos está dando el último litigio, no se resiste a dejarnos en paz, ahora ha presentado como apelación un trismus, que nos hace la vida de cuadritos.
Yo hace unos cuantos días me caí y estoy con dolores, como la salud pública está un poco saturada en MDD, tengo cita para resonancia en abril….gracias a Dios que la operación esta OK.
Seguiremos informando……



Le he enseñado este video hoy a mi niño, ya que después de la nochecita que hemos pasado, nos merecíamos reír de buena gana...sí está claro, las risas alivian un montón...(un clásico del humor chileno)


Jappening con Ja! - El avión




viernes, 6 de febrero de 2009

Nanogésimo octavo día


Un poco de house....


Guru Josh Project - Infinity 2008




Juan Magan & Marcos Rodríguez - Bora Bora & Bucovina



Cisko Brothers - Guaglione




Pura energía!

lunes, 2 de febrero de 2009

Nanogésimo séptimo día



El lunes tuve que ir al médico, por la revisión anual de la columna, como sí fuese un auto, que una vez al año debe pasar la revisión técnica.
Como me dieron cita a mitad de mañana, he tenido que abandonar el trabajo (…que pena!!..jajja) por un par de horas, pensaba que sería una hora máximo dos, pero al final se alargo más de lo debido…
Cerca de mi trabajo está la Renfe (servicio de trenes y cercanías de Madrid), después de analizar mis posibilidades de desplazamiento, tuve que optar por tomar un tren de cercanía…tuve que analizarlo, por que cada vez que entro a la Renfe, termino perdida y en un destino distinto al deseado.
Llovio en Madrid, el domingo nevó, por lo cual el ambiente estaba aún más helado de lo habitual.
Con un poco de miedo subí al tren con dirección a la estación del hospital, por que para mi suerte, el tren tiene estación en este edificio.
Estoy leyendo El Médico, por lo cual el recorrido se me hizo más que corto, no me di ni cuenta cuando estaba ya en la estación de mi destino.
Traumatología está en el subterráneo del centro hospitalario, por lo cual me dirigí con toda calma, por que iba muy bien de tiempo.
Entregue mi papeleta, donde indicaba el día y la hora que tenía el médico, en una especie de buzón, de donde lo saca la auxiliar que realiza las labores de secretaria, para el medico.
Me senté en la sala de espera, que estaba más que llena, algunos estaban con muchos dolores (sus caras los acusaban) otros quizás iban a un simple control o a la espera de un diagnostico…tome mi libro y retome mi lectura.
Había mucha gente mayor, algunos se ponían a protestar a viva voz, lo que me sacaba de mi lectura…” es indignante el tiempo de espera”…” que se cree está que me trata así”…” ve y pregunta donde debemos ir”…mire la hora en el móvil ( por que desde que utilizo móvil, no llevo reloj) y llevaba más de una hora de espera…tiempo que estimo que es más que suficiente para esperar que te atiendan…retome mi libro….en un momento levante la vista y me percate que solo quedábamos seis personas…volví a mirar la hora y ya habían pasado una hora con cuarenta y cinco minutos y no me llamaban…ya me empecé a mosquear, por que vale una media hora, quizás una…pero una hora y cuarenta y cinco minutos, es excesivo…
Cuando ya mi molestia iba en aumento me llamo la auxiliar, salude al médico y antes de nada le dije que era un exceso esperar casi dos horas para ser atendido…no me dijo nada. (el que calla otorga).
Cuando ya terminaba la consulta me dijo, que quería verme en mayo, para ver que tal estaba. Así que me acerque a la ventanilla para pedir cita…”tenemos para Octubre, le sirve?”..le sirve?, le sirve?...pero sí el médico a dicho Mayo, no Octubre…..al final, después de regatear un rato, obtuve hora para junio…
Al salir del hospital, me di cuenta que ya estaba en la hora de almuerzo, por lo cual decidí comer en el restaurante que está frente a las consultas.
Me puse en la fila ( no digo cola, por que cola trae malos recuerdos en mi tierra), delante mió estaba un señor mayor que le costaba caminar. Cuando nos acercamos a la parte donde debíamos recoger la bandeja ( el restaurante era tipo buffet americano), tome dos, una para mi y un para él…” no se está agachándose Ud, tome…”, me dio las gracias…cuando comencé a tomar la cuchara, el caballero me puso las servilletas, no estaba terminando de darle las gracias cuando me puso el pan..la verdad es que agradecí tanta amabilidad por parte de él.
Para cerrar mi ida al hospital, he comido de postre manzana asada, lo que me hizo recordar cuando mi mamita las preparaba en invierno y lo buenas que le quedan a mi mami..