martes, 12 de enero de 2010

Centésimo vigesimo cuarto día


En la torre de Babel vivían cincuenta cigarros,vivían amontonados, hechos todos de papel. Uno a uno alineados todos muy bien formados, el más pequeño era aquel y se llamaba Gabriel.

Tabaco fino algodones iban a ver el río, iban cantando canciones, muertos de frío.
La pasión de Gabriel era nadar en el río, le contó de esto a su tío que era un cigarro de miel.
Su tío que era muy viejo no le puso reparos y cuando llegó el habano forrado entero de café:
"¿dónde se metió Gabriel?", preguntó inquieto el habano
"se fue con otros cigarros a ver el río correr"
"¡no lo puedo creer! eres muy mal ciudadano, pues tu sobrino y hermano, tal vez nunca pueda volver!!!"

Cuando llegó el habano a la orilla del río, vió un pequeño cigarro muerto, abierto y tendido. Estaba todo mojado sin señales de vida, el tabaco se desprendía,quedaba desparramado.

Tristeza, llanto, lamentos reinarán desde hoy en Babel.
Se nos ha muerto Gabriel,todo ha quedado en silencio....

Solamente un buen fuego puede dar muerte a un cigarro, pero si muere mojado es igual
que si a un hombre lo mataran colgado.



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